Desde joven, Arratia sintió una conexión profunda con los videoclips y documentales. “Soñaba con contar historias que resonaran con el público, que la audiencia se sintiera identificada. Me fascinaba la idea de jugar un rol en la sociedad, mostrando una radiografía de la realidad que habitamos”, comenta este destacado director, cuya carrera alcanzó un hito con la teleserie «Verdades Ocultas».

Esta producción, reconocida como el ciclo de grabación más extenso en la historia de la ficción chilena (2017-2022), se convirtió en una verdadera escuela para Arratia. “Fue un viaje hermoso y único, una oportunidad de abrir un nuevo formato y crear una teleserie de largo aliento. Tener la libertad de desarrollar historias a lo largo del tiempo fue un desafío que marcó un antes y un después en mi visión sobre la realización del género”, reflexiona.

Transmitida durante casi cinco años, «Verdades Ocultas» dejó una huella significativa en la televisión chilena. Su narrativa innovadora, llena de giros inesperados y una trama compleja, cautivó a un amplio público, revitalizando el formato de las teleseries diurnas.

Posteriormente, en 2023 Arratia dirige la teleserie «Cómo la vida misma», en donde apostó por una narrativa más cercana al público, enfocada en temas cotidianos. “No se trataba de grandes giros, como en «Verdades Ocultas», sino de abordar problemáticas reales como la cesantía, los embarazos adolescentes, los quiebres matrimoniales y los nuevos modelos de familia. Queríamos instalar temas de conversación que resonaran en los hogares”, explica. Y así volvió a conquistar a la audiencia, esta vez de las 20:00 horas y la teleserie se convirtió en otro éxito para este autor que una vez más logró captar la atención de la audiencia y hacer que los personajes fueran queribles teniendo un impacto positivo por parte del público.

En un panorama donde el streaming ha transformado la forma de consumir contenidos, Arratia reflexiona sobre la necesidad de que la ficción siga siendo atractiva. “Estamos en una constante búsqueda de nuevas formas de contar historias. Esto implica explorar interpretaciones que hagan sostenible el viaje de los personajes dentro de la narrativa”, señala.

Actualmente, Arratia lidera la dirección de «Los Casablanca», su primera experiencia en el horario nocturno. “Es emocionante salir de la zona de confort y llevar a los actores a explorar nuevas características en sus interpretaciones. Siempre hay algo por descubrir y aprender, lo que hace que nuestro trabajo sea dinámico”, comenta. Con «Los Casablanca», Felipe Arratia se enfrenta a un nuevo desafío, llevando al público una teleserie cargada de intriga y suspenso. Su compromiso con la calidad y su constante deseo de innovar aseguran que, una vez más, logrará conectar profundamente con la audiencia.

Respecto a los derechos de autor, subraya su relevancia en el ámbito creativo. “Es fundamental reconocer el valor de la creatividad. Cada obra nace de una idea única, de una interpretación personal, y ese valor debe ser protegido”, asegura. En un contexto digital y con los avances de la inteligencia artificial, los desafíos para los autores son mayores. “Pertenecer a una sociedad de gestión como ATN es crucial. La creatividad es lo que nos define y distingue”, añade.

En este contexto, resalta el rol de ATN como un pilar de vital importancia para los creadores chilenos, subrayando logros emblemáticos como la Ley Ricardo Larraín, que establece el derecho irrenunciable de los autores audiovisuales a recibir una remuneración justa por la utilización de sus obras, y el reciente convenio suscrito entre ATN y Netflix. Este acuerdo histórico, enmarcado en los principios de la Ley, garantiza que directores y guionistas sean compensados por la exhibición de sus trabajos en la plataforma, fortaleciendo así la protección de los derechos de autor en el entorno digital. “ATN ha sido un respaldo fundamental, manteniéndonos informados y apoyando nuestra creatividad”, destaca Felipe, reconociendo el impacto de estos avances en el desarrollo de los creadores chilenos.

Para Arratia, la existencia de ATN ha llenado un vacío que antes generaba un sentimiento de “orfandad” en la industria. “No había una entidad que respaldara nuestras necesidades. ATN ha luchado por nuestros derechos, ofreciendo un camino claro y seguro para los creadores”, concluye.

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